“Hay días para quedarse a mirar; hay días en que hay poco para ver; hay días sospechosamente light...”

Hay tardes que a las 18.30 o 19 se impone el after office; claro que tal vez nos aburrimos y queremos ver, hacer, más que tomar un gin tonic o tal vez una birra. Y quedarnos a mirar, como dice la canción de Andrés Calamaro arriba citada.

En el microcentro de la capital se abrió al público hace poco más de una semana @Dicha.Lugar, en Laprida al 100, arriba de un bar que tiene mesas de snooker y de pool.

Cuando se ingresa al primer piso, uno se encuentra con un espacio inmenso que atrapa, primero, como un lugar poco o nada conocido; nada convencional, se puede decir. Más de una docena de cuartos se ordenan entre talleres de artistas, fotógrafos y diseñadores con una plataforma roja en una sala central donde un Dj trabaja en determinadas horas. Cerca asoma un balcón con sillas y sillones desde los cuales se puede observar a la izquierda la plaza Independencia y la Catedral y a la derecha los edificios de la calle Laprida.

No es una galería de arte, hay que aclarar. Son talleres de una decena de artistas que comparten las instalaciones comunes y hasta la cantina donde no falta la cerveza y el agua. Sí, el agua, nada menos.

La antigua y clásica escalera de casi 40 escalones conduce a distintos ambientes, y no se crea el lector que alguien lo conducirá. Se sube y se ingresa, y se ve pero también se puede mirar, que no es lo mismo; no hay visita guiada.

En un cuarto propio trabaja Rosalba Mirabella que este fin de semana expone en la feria Arteba. Fotografías de retratos de cumpleaños de la infancia y de los recordados “Muñecos del destino”, una serie televisiva que dirigió Patricio García están colgadas allí. Pero la artista está trabajando en sus dibujos de figuras insertas en la naturaleza.

En la pieza del lado, los objetos de Sofía Noble se ubican completando una figura que tiende a la desmaterialización pero, al mismo tiempo, a conservarse, a posicionarse ante el espectador, a dejarse estar por el transcurso del tiempo, se puede reflexionar.

Es grande la habitación que comparten el fotógrafo Pablo Masino y Maxi Romero Almenar. El primero es un artista visual que regresó a la provincia luego de trabajar en Buenos Aires unos años; allí están algunas de sus obras y sus archivos, sus proyectos y registros de una trayectoria que lleva más de 15 años. Romero Almenar exhibe sus pinturas con mucho color (expuestas también en la galería Radar), pero además enseña, da clases.

MÁQUINAS DE TIEMPO. Las piezas hechas por Ana Won semejan seres.

A pocos metros, en modo on line, los débiles y frágiles dibujos de Nando Migueles (reciente ganador en una feria realizada en Rosario) detienen el paseo: el receptor debe sentarse para fijar su atención al menos en algunas de esas líneas que marcan suavemente y delimitan las formas.

Casco histórico

@Dicha.Lugar se encuentra en una antigua casa familiar modificada, situada en el casco histórico de la ciudad. “Es un espacio de estudios de producción para artistas activos dentro de la escena del arte contemporáneo tucumano. También es un espacio de encuentro y experimentación para albergar visitas de diferentes agentes del arte” cuentan Ana Won y María José Vera, las responsables del proyecto.

UNA LARGA ESCALERA. El espacio se reparte entre cuartos y salas.

“Queremos que la escena de Tucumán siga creciendo y generando vínculos, que sea una suerte de ventana para dar a conocer un poco más a artistas de aquí”, agrean. Así, Mariana Ponce expone sus objetos colgados en el último cuarto y Manuel Garay en la sala más pequeña. Julieta Papa, en tanto, prepara sus cerámicas para una próxima instalación en una especie de altillo.

Won compone piezas “como seres que viajan al pasado, al presente y al futuro, obras que son máquinas de tiempo, que devoran influencias, las digieren y se convierten en algo nuevo”, describe la artista.

Espacio: sitios de experimentación

En mayo y en junio se escribió en LA GACETA sobre nuevas galerías de arte en la capital y en Yerba Buena. Sorprende, eso sí, que los proyectos de arte contemporáneo puedan posicionarse en un tiempo de crisis económica, en este caso sin tener como objetivo la venta, hay que precisarlo. “Es un espacio de encuentro y experimentación para albergar visitas de diferentes agentes del arte como ser curadores, historiadores, artistas de otras provincias”, aseguran quienes dirigen @Dicha.Lugar.